Ojos de Dios
El Tsikuri u ojo de dios consiste en un rombo de estambre cuya estructura esta hecha de dos pequeñas varas cruzadas, cada rombo simbolizada un año de protección. Los estudios sobre los cuadros de estambre casi siempre abordan su iconografía. Sin embargo, también conllevan un simbolismo como piezas textiles. Cuenta la mitología cosmogónica del Gran Nayar que el mundo es un tejido elaborado con los cabellos de la diosa primordial. Esta divinidad, equivalente a la Mujer Araña, lo tejió en forma de rombo (tsikuri), y sus hijos bailaron mitote sobre él para ensancharlo. De hecho, todas las danzas tipo mitote pueden interpretarse como actualizaciones de este mito. Los telares de cintura usados por las tejedoras huicholas son, en este contexto, modelos del paisaje sagrado, organizado a partir de dos ejes, el solsticial y el equinoccial: los hilos de la urdimbre representan el camino de la peregrinación que lleva del lugar de origen en el poniente, el océano Pacífico, hasta el lugar del amanecer, el desierto de Wirikuta, en el oriente. Los hilos de la trama, al parecer, se relacionan con el movimiento anual norte-sur que realiza el astro diurno.
En este contexto, podemos también explicarnos la importancia de la cera. Según el mito, el primer cantador de mitote fue Tsitsikame, la Persona Abeja. Al ser asesinado por su envidioso concuño, la Persona Garza, sus ojos se transformaron en las primeras abejas (xiete). Otras partes de su cuerpo se convirtieron en las plantas predilectas de dichos insectos, mientras que el sonido de su arco musical sigue vivo en el zumbido de las diligentes productoras de miel.
¿Por qué los wixarikas usan tanto el estambre y la chaquira en el arte ritual y en la artesanía?, ¿Por qué se pegan estas aplicaciones con cera? y ¿Qué es “mitote”?.
Cuando se celebra la iniciación de los niños recién nacidos, el camino de la peregrinación es simbolizado, a lo largo del patio festivo, con un hilo que conecta el tambor del cantador, sentado en el centro, con el altar ubicado al oriente, que representa el Cerro del Amanecer. Los niños se identifican con los copos de algodón y recorren el hilo de acuerdo con la narración del cantador, quien describe en detalle cada uno de los lugares por donde se debe pasar hacia el amanecer.
Las rutas de las peregrinaciones también se representan con hilos o cuerdas en otros contextos. Los mismos jicareros de los centros ceremoniales (tukipa) usan una cuerda con nudos que simbolizan las estaciones del viaje a Wirikuta. Por otra parte, el término que los huicholes usan para referirse a sus mitos cosmogónicos es kawitu, “el camino de la oruga” (kawi), que guía a los peregrinos. Al final del camino, la oruga se transforma en mariposa, al igual que los iniciantes se transforman en iniciados. De entre éstos, quienes mejor conocen los mitos y las rutas de peregrinación son los kawiterutsixi. Cantar kawitu equivale a caminar en las rutas de peregrinación, practicar el autosacrificio cosmogónico, es decir, crear el mundo. Por eso, éste puede pensarse como un tejido (una urdimbre) de textos rituales. Si tomamos en cuenta que las escenas representadas en las tablas huicholas son episodios de los kawitus, podemos apreciar que en el arte huichol los hilos (las cuerdas) son rutas y mitos, y el mundo es como un tejido. Así, no resulta una coincidencia que estas piezas sean elaboradas precisamente con estambre.
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